El cactus sabe aprovechar maravillosamente la poca humedad que deja alguna que otra lluvia y sabe arrancar del suelo los elementos que necesita para dar flores de hermosos matices;
Así debemos ser nosotros que aun en el ambiente mas árido,aunque las espinas del dolor nos agobien podamos florecer y de esta manera dar ejemplo a los demás de que Cristo es el todo en todos,la plenitud,quien nos defiende y,a travez del Espíritu Santo nos hace estar hermosos,radiantes.
Demostrándoles a los demás que no son muchos los ingredientes necesarios para el misterioso elixir de la felicidad que tantos buscan y pocos encuentran.
Porque la verdadera felicidad solo puede darla Jesucristo.
Bendiciones!!!!!!!!!!!!!!!
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